Robe Iniesta salió al escenario pasadas las 23.45 horas y tras saludar con un escueto «buenas noches» arrancó su esperado concierto con la canción 'Sol de invierno'. Le aguardaban impancientes casi 16.000 seguidores en un cita musical atípica por su dependencia futbolera, con un comienzo que tuvo que esperar el final del partido de la Champions. Robe tenía preparado un concierto de tres horas.
Los organizadores soñaban con llegar a las 25.000 entradas vendidas, pero al final fueron casi 16.000 por culpa del fútbol, posiblemente. La organización asegura que llegó a vender finalmente 15.800 entradas.Extremoduro cedió, se supeditó alfútbo al retrasar el concierto y hasta tuvo que poner dos pantallas gigantes para que sus seguidores futboleros no se perdieran el partido. Eso sí, el grupo compensó a los seguidores que pasan del balompié, lo decían así en su página oficial en Internet: «Para que no os quejéis los que pasáis del fútbol, y nos perdonéis por estos desajustes de horario, desde las diez de la noche hasta el final del partido se servirá doble cantidad de bebida al precio normal; es lo que los ingleses llaman 'happy hour', y nosotros llamamos tirarse el rollito». Entre el público, una veintena de camareros con depósitos de cerveza vendían el litro a 7,50 euros
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